Por Leopoldo Pulgar para Biobiochile.cl
Artes escénicas, vinculadas a la pedagogía teatral, filmar cortometrajes de obras post procesos formativos con el protagonismo de niños y niñas de escuelas rurales y urbanas, y una programación de teatro profesional son los soportes del Festival Internacional de Teatro por Chiloé Profundo (Fitich 2022).
Algo que no es extraño para estos exploradores que hace más de veinte años navegan por el mar interior de Chiloé y recorren su territorio conectando cultura-arte-educación con geografías y experiencias creativas que exigen una cuota adicional de curiosidad, convicción y épica.
Es gente que hace patria y matria en lugares remotos, dirán algunos, aplicando un típico cliché… Pero es verdad, porque lo profundo muchas veces está al alcance de la mano.
Este año el Fitich pondrá en la órbita artística y cultural del país creaciones generadas en Ayacara, Huequi, Reldehue, Nercón, Quetalco, Yaldad, Chadmo Central e, incluso, Chaitén, Achao y Ancud, nombres nada habituales en el radar de los circuitos oficiales del teatro.
A pocos días de la versión 21, Gabriela Recabarren, fundadora y directora del Fitich, reitera la importancia y necesidad de la formación y la creación artística permanente (aprender, enseñar, hacer), una convicción del XXI Festival Internacional de Teatro por Chiloé Profundo.
Líneas de trabajo
Tres son los cursos de acción que sustentan el XXI Fitich: Línea de Formación en Teatro y Danza; Línea de Grabación de las obras, creadas luego de procesos formativos; y Línea de Trabajo y Experimentación Colaborativa.
Esta última alude a lo realizado con alrededor de 400 niños y niñas de las escuelas rurales de Nercón, Liceo San José de Quellón y Escuela Amador Cárdenas de Achao.
Todos ellos trabajaron en maquillaje, vestuario, máscaras y coreografías, entre otras especialidades, cuyo resultado se materializará en una espectacular Caravana por las calles de Castro, en la apertura del XXI Fitich 2022, y en Quellón.
Los artistas y docentes que asumieron esta labor son Jreco Rodríguez, Felipe Betancourt, Gabriela Recabarren, Roberto Poblete, Alexis Espinoza, Javiera Larraín, Jacqueline Castellano, Jaime Barrientos y Álvaro Yun-Kan.
A su vez, la Línea de Grabación de este año se concretó, a través de un recorrido por Ayacara, Reldehue (Península de Huequi) y Chaitén, y luego por diversos lugares de la Isla Grande de Chiloé, realizado entre el 5 y el 15 de septiembre.
Durante el trayecto las comunidades locales afirmaron claramente que hoy más que nunca sienten tener su propia identidad y que quieren manifestarla en la creación artística.
En tanto, el equipo audiovisual realizó versiones cinematográficas de las obras teatrales que durante tres meses trabajaron profesoras, profesores y estudiantes locales, con el apoyo de especialistas.
Desde lo artístico apoyaron esta fase Aline Kuppenheim, actriz, marionetista y directora teatral; Camila Landon, actriz, marionetista y directora Festival Lambe Lambe; y Tomas Anguita en la dirección audiovisual.
Las cintas se exhibirán en el Centro Cultural de Castro y mostrarán producciones de las escuelas rurales de Huequi y Reldehue (ambas de Ayacara), Quetalco, Los Pinos, Ancud, Yaldad y Chadmo Central (dos últimas de Quellón).
Además, se grabó “Manicomio”, de la cia. Taller de Danza Experimental de Chaitén (TDEC), integrada por jóvenes y adultos, que también estará en la programación teatral del Fitich de este año.
Arte más pedagogía
Carmen Gloria Sánchez, actriz, marionetista y directora de la cia. Perro Bufo, explica en qué consiste el trabajo de la Línea de Formación en Teatro y Danza.
Destacó tres casos para ejemplificar esta arista: la Escuela Rural Unidocente de Huequi (Ayacara), donde se realizó una puesta escena que se unió al contenido curricular de las Ciencias Naturales, investigando a los animales del lugar.
Gonzalo Ruiz, actor, vestuarista y director, utilizó técnicas del teatro del gesto para trabajar motores, espacialidad y entrenamiento actoral con alumnos y alumnas “para descubrir las corporalidades y particularidades de cada animal”.
El grupo tuvo una segunda experiencia creativa cuando trabajó “Pinocha”, una versión propia con marionetas con el apoyo de Aline Kuppenheim.
El segundo establecimiento mencionado es el Liceo Artístico, cuya experiencia de teatro de sombras fue aplicada al curso de teatro y música que imparte la unidad educativa.
“Quisieron usar sombras relacionándolas a nivel humano, plástica y escenográficamente, no sólo con objetos y papel”, cuenta.
Agrega que, en este caso, los recursos teatrales fueron utilizados en función de estimular la “creatividad, las habilidades sociales y el pensamiento crítico”.
Por último, Carmen Gloria Sánchez menciona la escuela diferencial Crecer (alumnos con síndrome down) que también recurre al teatro de sombras “en una puesta en escena que une lo lúdico con motricidad, capacidad creadora, improvisación, habilidades sociales y blandas, y emociones”.